Ayer mi hijo de diez años, me sorprendió con una pregunta: mamá ¿me da miedo el cambio climático?.

Me sorprendió mucho, pues él mismo me dijo : «sé que siempre me da miedo la muerte, y me sigue dando, pero ésta vez que la causa sea por el cambio climático». Le pregunté el porqué de ése miedo de repente, a la muerte no, porque es un tema que persiste en su mente, sino a la muerte por calor o frío.

Me contestó que porque hay muchas olas de calor últimamente, e incluso me habló del deshielo en el Ártico, que causaría una subida del nivel del mar. Al vivir cerca del mar, se planteaba que nos pudiese asolar un tsunami, ola gigante, o subiese tanto el mar, que nos acabara cubriendo y ahogando.

Le preocupaba que los rayos solares traspasasen la capa de ozono, y sucediese un desastre tal que no nos fuese posible salir a la calle, a riesgo de sufrir un colapso, o fuertes quemaduras, y posterior muerte.

Vuelvo a insistir, me sorprendió tanto, que hoy, me he puesto a investigar noticias sobre el cambio climático, y me planteo buscar mucha información, de cómo se podría sobrevivir en un apocalipsis mundial.

Ahora, cada día entiendo más, sus miedos. Son reales, pero me sorprenden, porque él no ve noticias, no le gusta escuchar nada qué sea malo (guerras, inundaciones, incendios, muertes, etc) y evita por todos los medios ver películas cuyo argumento, esté relacionado con el «fin del mundo».

Le da miedo vivir un desastre natural. Me comentaba que si llega a los 100 años de vida, lo verá. Y, no quiere verlo. No quiere sufrir, ni quiere ver sufrir a los que le rodean. Y, no anda muy desinformado, pues en un artículo de el periódico «EL PAIS», decía lo siguiente: » ¿Cómo sería el planeta con un aumento todavía mayor de cuatro grados? Según el atlas del clima del IPCC más riguroso disponible, que toma como referencia grandes regiones del mundo en lugar de países o ciudades, una persona nacida en 1970 en la zona del Mediterráneo, cuando llegue a los 70 años (en 2040), experimentará una media de 15 días más al año por encima de los 40 grados. Pero en un escenario pesimista, en el que el planeta se caliente más de cuatro grados, otro individuo que haya nacido en 2010, puede ser su hijo, cuando cumpla la setentena tendrá 25 días más al año por encima de los 40 grados. Y si vive en África, tendrá que enfrentarse a 89 días más a esas temperaturas extremas. Este ejemplo pone en evidencia una gran injusticia territorial y generacional, pues los que se van a llevar la peor parte son personas que van a heredar un problema creado por otros.«

A veces, aparece un poco de empatía en mi hijo, y de verdad que me alegra ver, que al menos, sabe lo que ocurre a su alrededor. Eso sí, me lo cuenta a mí. No quiere que lo escuche su hermano pequeño de 6 años, dice que puede darle miedo.

No quiere que lo escuche ni su padre. Me lo cuenta a mí, que a penas sé responder a mis propias dudas existenciales. Intento ante una pregunta difícil, recurrir a mi instinto de mamá supervivencia, y tratar de animarle, no de mentirle.

El engaño, no lleva a nada. Le dije que claro que puede ocurrir un desastre natural. Claro que puede que los rayos solares traspasen la capa de ozono. Que un tsunami asole nuestra ciudad…pero que si ocurre, creo que sería dentro de muchos años.

Que tal vez ni él lo vea. Y que seguramente, no se llegue a ése extremo, porque las nuevas tecnologías, también están dando paso a un nuevo mundo de energías renovables, dónde hay menos contaminación ambiental.

Intenté concienciarle de la necesidad del reciclaje y del no desperdicio. Yo, lo hago, reciclo ropa, cartón, vidrio, tetra bricks, etc. Es algo que ya no puedo evitar, y necesito realizarlo.

Le expliqué que, cuándo tenía su edad, el año 2000 se veía tan lejano… Y, se decía que viajaríamos en coches espaciales, no habría carreteras, todo sería domótica, y controlado por máquinas… no estamos lejos de que las máquinas nos dominen, pero de momento, seguimos con los coches de siempre, avanzando eso sí, en temas tecnológicos a ritmo vertiginoso, intentado mejorar el nivel de vida.

A veces da miedo que el mundo se extinga. Que se hagan realidad películas cómo las que se viaja a otro planeta porque no invaden alienígenas o máquinas; que los robots controlen nuestro mundo; que los rayos del sol no nos dejen salir a la calle porque moriríamos; que tengamos que vivir enlatados, sin comida apenas porque la tierra no es fértil, y un largo guión cinematográfico que nos deja un sin fin de pensamientos negativos tipo:

«¿Y si pasase realmente?»

Si pasase, NO estaremos preparados. Sobrevivirán los más listos. Y nos aplastarán los que más dinero tengan, porque serán los que nos hayan llevado a tal debacle ambiental.