Reading vector illustration
Desde que nacieron mis hijos, les leo libros.
Literalmente desde que nacieron, porque cuándo eran unos bebés de 5-6 meses, les leía igualmente. No me entendían, pero escuchaban mi voz y les tranquilizaba.
Más tarde, les contaba cuentos que me inventaba para dormirles. Sobretodo a mi hijo mayor. Al pequeño, ya fue diferente, pues le empecé a leer libros de «mayores», a la edad de 3 años. Aprovechando la lectura nocturna a su hermano mayor, él escuchaba y se acostumbró a un libro cada noche.
Al principio los leía desde mi móvil, pero eran historias cortas y sin sentido, que só`lo les servía para escuchar mi voz, y dormirse. Luego descubrí la Biblioteca. No es broma. Digo descubrir, porque cuándo me trasladé a un pueblo cerca de mi ciudad, un pueblo por así decirlo, porque es muy grande y universitario, la biblioteca quedaba al lado de mi casa, y empecé a ir asiduamente con mi hijo mayor. Más tarde, con los dos.
Cada semana, una tarde íbamos, y pasábamos entre una y dos horas, leyendo libros.
Tras la pandemia, pues dejamos de ir. Y, luego las restricciones de mascarillas, de no poder permanecer allí sentado, etc, hizo que fuese yo sola, y cada semana sacaba entre tres y seis libros. Le hice el carnet a mi hijo mayor, y lograba sacar hasta diez libros.
Así, les he acostumbrado a que cada dos semanas, tenemos libros nuevos, y los leemos.
Entre los que traigo, siempre hay alguno de colección. En éste caso, empecé con los Futbolísimos. Son muy divertidos, con textos dinámicos para grandes y pequeños. Se los leo cada noche, y he de reconocer que me entretienen mucho, y me encanta leerselos.
Ya vamos por el 14, y claro, en la biblioteca, lo único, que hay veces que tenemos que esperar, hasta conseguir el que necesitas para continuar la colección.
Así que, busqué alternativas. Descubrí otros títulos, y voy alternando.
Luego a mi hijo mayor, le gusta leer antes de dormirse. Es decir, les leo, el pequeño se duerme, y el mayor necesita leer al menos un par de capítulos de otro libro.
Dice que así, sueña cosas «bonitas», y no tiene malos pensamientos.
Ahora en verano, no me importa que se duerma tarde. Pero en invierno, con el colegio, sólo le dejo leer los fines de semana.
Así pues, iré poniendo títulos de libros que cojo de la biblioteca, y otros que les compramos.
Los forasteros del tiempo, es otro libro coleccionable de aventuras. La familia Balbuena de Moratalaz, viaje en el tiempo, y sus aventuras son impredecibles, tanto cómo divertidas.
El diario de Greg, lo cogí para esas lecturas de mi hijo antes de dormirse.
Los libros de Pokémon, se los compramos, y los devoró en menos de un mes. El de color naranja además, dispone de dos historias diferentes.
No se han encontrado comentarios