(10 meses)
Hoy, me he sentido fatal. Pero cómo siempre actúo sin pensar, soy puro nervio.
Le estaba dando la comida a mi peque cómo cada día. Le había puesto los dibus, y tras la tercera cucharada, me dice que «no» con la cabeza.
Hasta aquí, bien. De hecho, cuento hasta diez, y lo vuelvo a intentar. Lo intento unas cuántas veces más. Pero, nada.
Así que, cómo a cabezona, no me gana nadie, le acerco la cuchara a la boca y le das un manotazo, el plato que lo llevaba en la otra mano, sale también disparado, disparado a su roba. Todo perdido, pantalón, chaqueta, zapatillas, camiseta, …
He cogido tal cabreo, que me he puesto a gritar, y cómo no, mi peque a llorar. No entendía tal alboroto. Él, tan sólo hoy, no tenía hambre, pero yo, cómo no «respeto» tus decisiones, porque aún eres un bebé, y las tengo que tomar por tí…no te hago ni caso, y me cabreo.
Es así de fácil. Las mamás tomamos decisiones porque creemos que son las mejores en ése momento. Y, la alimentación, es fundamentalmente, la primera razón en nuestra toma de decisiones.
Luego resulta, que tampoco ha merendado, y se ha dejado biberón por la noche… ¿estará incubando algo?
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